En México, la comercialización de metales provenientes del reciclado de chatarra es un nicho que aún reserva espacio para los emprendedores, en especial después de que se grava el acero proveniente de Estados Unidos.
Si bien el sector automotriz tiende a abrir atractivas oportunidades de negocio a corto, mediano y largo plazos, con los vehículos que terminan su vida útil, hay cerca de 500 millones de automóviles y otros vehículos automotores en circulación, las fuentes de negocios no se limitan a este sector.
Empresas como Bimbo, Unilever, Anderson Clayton, Cemex, Procter & Gamble y otras que producen alimentos, materiales de construcción, productos de belleza y farmacéuticos, también son generadores de desecho comercializable de muy buena calidad: refacciones industriales, exhibidores, máquinas obsoletas, moldes, baleros, rodillos y hojalatería de autos, es decir, fierro macizo.
Otro sector con el que se puede trabajar, aunque de menor potencial en utilidades, es el de los pequeños talleres mecánicos o de maquila a los que se les puede comprar chatarra de menor calidad, desecho mecánico y las sobras del fierro recortado, que también compran las fundidoras.
El desecho generado por los hogares, refrigeradores, alacenas, estufas, ventanas, puertas y herrería, es el menos rentable por tener pintura, grasa y plástico. Este es comprado por las trituradoras.
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